Exhibición Decadencia Tropical de Rogelio Báez Vega en MADMI

Comenzando el 10 de febrero Rogelio Báez Vega Exhibe «Decadencia Tropical» en el Museo de Arte y Diseño de Miramar (MADMI)

Arte Cultura y Entretenimiento  | Redacción/ Escrito por Javier Martínez | Visit [a] Autogiro Facebook

Exhibición Decadencia Tropical de Rogelio Báez Vega en MADMI
Exhibición Decadencia Tropical de Rogelio Báez Vega en MADMI

EL MADMI PRESENTA LA PRIMERA EXHIBICIÓN INDIVIDUAL EN UN MUSEO DEL ARTISTA PUERTORRIQUEÑO ROGELIO BÁEZ VEGA

Vista de la exhibicion DECADENCIA TROPICAL en el El Museo de Arte y Diseño de Miramar (MADMi) |  animación de AUTOGIRO, fotos suministradas
Vista de la exhibicion DECADENCIA TROPICAL en el El Museo de Arte y Diseño de Miramar (MADMi) | animación de AUTOGIRO, fotos suministradas

comunicado San Juan, Puerto RicoEl Museo de Arte y Diseño de Miramar (MADMi) se enorgullece en anunciar la apertura de la exhibición DECADENCIA TROPICAL del artista Rogelio Báez Vega este próximo sábado, 10 de febrero a partir de las 10:00 am.
Báez Vega es uno de los talentos más sobresalientes de la pintura contemporánea en Puerto Rico y cuenta con una sólida y reconocida trayectoria que se ha expandido al ámbito internacional. Sus obras forman parte de importantes colecciones institucionales como las del Museo de Arte de Puerto Rico, el Whitney Museum, la Fundación Cortés y el propio MADMi.

“Nos enorgullece ser el museo que ofrece la oportunidad de presentar una exhibición tan contundente del trabajo de este artista puertorriqueño de primer nivel, para que el público pueda apreciar y conocer la profundidad tanto de su dominio técnico como
pintor, como de su observación social sobre el Puerto Rico que hemos heredado”,

expresó Nicole Pietri, directora ejecutiva del MADMi

La muestra recorre 4 salas y 2 pisos en la casa original del museo localizado en la Calle Cuevillas en Miramar, haciendo de ésta la presentación más abarcadora del trabajo de Báez Vega en una institución hasta el presente. “En las veintidós pinturas
incluidas en DECADENCIA TROPICAL, Báez Vega explora el deterioro del proyecto de modernización de nuestra isla mediante imágenes de paisajes donde una exuberante flora tropical devora una arquitectura que fue diseñada para simbolizar nuestro
progreso, mejorar nuestra calidad de vida y, citando a Walter Gropius, para lograr una “sociedad pacífica y ordenada’”, explicó Marilú Purcell, curadora de la exhibición.  


Purcell explica qué “Rogelio es un talento extraordinario y un pintor consumado, pero sobre todo un gran narrador visual que puede dotar de belleza y orden al caos. En esta obras el artista nos ofrece una perspectiva crítica de la realidad actual de Puerto Rico.
No se trata de situaciones fáciles, pero estas pinturas de tan magnífica ejecución logran comunicarnos, con su idiosincrática belleza, la complejidad de dicho panorama.”


Por su parte, el artista Rogelio Baez Vega manifestó que “mi trabajo es un reflejo del entorno que me rodea, la comunidad a la que pertenezco, la historia que me formó y la búsqueda de la justicia social. Me interesa presentar un presagio estético que incite a la reflexión sobre el paisaje futuro y la eventual realidad en desarrollo. Polemizo la historia colonial, el entorno construido y la arquitectura vernácula de Puerto Rico, mientras hago referencia a la literatura regional y al contexto de la isla caribeña a través de su compleja historia con matices políticos.”

La exhibición del artista Rogelio Báez Vega que reúne una selección de 22 piezas recientes del artista tendrá su apertura el sábado 10 de febrero, estará acompañada de un programa de actividades educativas para todas las edades y permanecerá expuesta en el museo hasta agosto de 2024, en horario de martes a sábado de 10:00 am a 5:00pm.

«La muestra explora el declive del proyecto de modernización de la isla, Puerto Rico, representa paisajes distópicos donde una exuberante flora tropical sobrecoge la arquitectura que fue diseñada para probar el progreso, mejorar la calidad de vida y asegurar una sociedad ordenada.»

APERTURA: SÁBADO | 10 DE FEBRERO DE 2024
HORA: 10:00AM – 5:00PM
DONATIVO DE ENTRADA: $5 ADULTXS / $3 ESTUDIANTES

ROGELIO BÁEZ VEGA: Decadencia Tropical

El MADMi tiene el compromiso de investigar y exponer la obra de artistas activos en la época pertinente a su colección central (el modernismo, 1900-1950), así como de otros que exploran temas y contenidos que ahondan en esos tiempos cruciales de la historia de Puerto Rico y América Latina en general.

Uno de estos últimos es Rogelio Báez Vega, quien en sus pinturas aborda el desarrollo moderno de Puerto Rico desde la distancia crítica que puede permitirse un artista contemporáneo, a la vez que aplica un enfoque formal que remite al manejo de pigmentos y métodos compositivos perfeccionados durante el Renacimiento. Con visión certera y un dominio técnico excepcional,
Báez Vega se ha dedicado en los pasados quince años a representar nuestro entorno construido y su resonancia en el estado de nuestra sociedad actual.

En términos técnicos, Báez Vega es un experto que prepara sus propios pigmentos en su taller, donde los mezcla con aceite de linaza, cera de abeja y polvo de oro para aplicarlos en múltiples capas a superficies sumamente lisas, preparadas con cuidado. La acumulación de capas de pintura produce un efecto de profundidad y traslucidez. En estas obras densas a causa del impasto y el oro, Báez Vega no usa pinceles, sino plantillas y tarjetas de crédito a modo de espátulas. Sus técnicas pictóricas son espléndidas, sobre todo si consideramos su completo dominio del impasto de aceite, cera y polvo de oro que aplica a estas superficies de una lisura perfecta, logrando una calidad tridimensional que les da una riqueza casi bizantina.

En las veintidós pinturas incluidas en DECADENCIA TROPICAL, Báez Vega explora el deterioro del proyecto de modernización de nuestra isla mediante imágenes de paisajes distópicos, desprovistos de presencia humana, donde una exuberante flora tropical devora una arquitectura que fue diseñada para simbolizar nuestro progreso, mejorar nuestra calidad de vida y, citando a Walter Gropius, para lograr una “sociedad pacífica y ordenada”. Cabría preguntarse por qué organizar una exposición sobre edificios tropicales de mitad del siglo pasado y su desgaste físico. La respuesta es muy sencilla: estas pintura expresan la inevitable decadencia de un proyecto concebido e implantado por un gobierno colonial que aspiraba a redefinir a Puerto Rico con su propio mito de progreso y abundancia, y que sentó las bases de una economía de endeudamiento que terminaría por derrumbarse en el siglo XXI, dejando a la isla en ruina.

La creación del Comité de Diseño de Obras Públicas en 1943 por el entonces gobernador Rexford Tugwell encabezó el impulso de modernización de la economía y la sociedad puertorriqueñas mediante un plan maestro bajo el cual se diseñó un número sin precedentes de proyectos de construcción a lo largo de la isla, entre ellos escuelas públicas, centros comunales, viviendas subsidiadas, hospitales y edificios gubernamentales, culminando de manera significativa con el plan de ampliar la Universidad de Puerto Rico.

El desarrollo de un Puerto Rico “moderno” a partir de la década de 1940 fue orquestado cuidadosamente por el gobierno para proyectar la flamante transformación de una isla empobrecida y poco instruida en un exitoso ejemplo de las bondades del capitalismo estadounidense. La industria turística, con sus hoteles y el exotismo paradisíaco de sus campañas de mercadeo, vendió a Puerto Rico como un parque de recreación para los estadounidenses y ayudó a convencer al mundo de la transformación económica isleña. Los edificios modernos construidos en la época pasaron a ser, literalmente, manifestaciones concretas de un nuevo orden mundial. “La imagen del nuevo y moderno hotel [Caribe Hilton] reflejaba en buena medida la perspectiva halagüeña de los programas y proyectos del Partido Popular Democrático”. 1

PARAÍSO


Según el historiador Jerry Torres Santiago, “fue en el proyecto del Hotel Caribe Hilton donde se congregaron las voces del cambio en la forma arquitectónica y se materializó la idea de modernidad enunciada por el partido de gobierno. La venta que se hizo de la pulida imagen del país a través del flamante Hotel Caribe Hilton forjó una mitología del trópico que, paradójicamente, provocó un cambio en la forma en que la sociedad se miraba a sí misma. La arquitectura moderna nos ayudó a descubrir nuestra tropicalidad”.2

La primera sala de esta exposición presenta siete pinturas de hoteles icónicos del siglo pasado. Algunos siguen en pie, aunque han sufrido numerosas intervenciones arquitectónicas cuestionables, como es el caso del Caribe Hilton y La Rada, mientras que otros han caído en un estado de total deterioro, como el Ponce Intercontinental. El Hotel La Concha, abandonado y a punto de ser demolido, se salvó gracias a un movimiento de base comunitaria liderado por el Colegio de Arquitectos, el cual avivó la indignación pública que detuvo la destrucción. Diseñados en el estilo “moderno” o “internacional”, estos edificios no solo introdujeron una arquitectura nueva para la gente de la isla, sino que también propusieron una identidad nueva, totalmente distinta al anterior estilo oficialista del “resurgimiento español” (el Spanish revival), una identidad que representaba el progreso y la “sociedad ordenada”.

PODER


El poder está ciertamente simbolizado por los edificios que lo albergan, y en los países capitalistas modernos, donde no existen monarquías, el poder fundamental lo ejercen las tres ramas del gobierno, las religiones organizadas y aquellos que controlan la mayor parte de la riqueza y están en la cumbre de la jerarquía socioeconómica. Tal es, en efecto, el caso en Puerto Rico. Por lo tanto, los edificios representados en esta sala son los mejor mantenidos y más respetados en su presencia física, dado que sus ocupantes exigen que dichos espacios comuniquen su estatus y, por supuesto, sus poderes de decisión.

La visión apocalíptica que nos ofrece Báez Vega del Tribunal Supremo no refleja la actual condición de la estructura, como tampoco la refleja la imponente naturaleza que repta como hiedra sobre la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, la iglesia San Ignacio o su escuela privada, todas ellas pertenecientes a grupos que se nutren de ellas, grupos interconectados por vínculos sociales, tradiciones y la certeza de compartir un statu quo de exclusividad.

SERENIDAD


Ninguna figura ejemplifica el optimismo utópico de aquellos años como Henry Klumb, arquitecto alemán invitado por el gobernador Tugwell a trabajar en Puerto Rico con el Comité de Diseño de Obras Públicas. Klumb creía firmemente en la necesidad de armonía entre los edificios en sí, y entre estos y sus habitantes y ambientes naturales: “todo lo que haga un arquitecto debe tender al mejoramiento de la humanidad”. 3 Su contagioso idealismo y su entusiasmo por este proyecto lo motivaron a quedarse en Puerto Rico incluso luego de dejar el Comité de Diseño, y abrió una oficina de arquitectura que tuvo construcciones por toda la isla. Su proyecto más importante fue su plan maestro para la Universidad de Puerto Rico y los muchos edificios que diseñó para esta durante veinte años de colaboración.

Dice Sylvia Arango que “Todo proyecto de gran magnitud está precedido de un sueño colectivo que, en este caso, es el de la modernización de la sociedad. En Puerto Rico, como en toda la América Latina de mediados del siglo XX, junto a las esperanzas depositadas en la industrialización y el progreso, estuvo la intención de crear universidades abiertas a la reflexión, la investigación y la creación para garantizar un crecimiento sólido a largo plazo”. 4?Por desgracia, el proyecto de vida de Klumb —crear estructuras bellas, funcionales y armoniosas para hacer de la Universidad una pujante comunidad académica y centro de investigación— no bastó para proteger los edificios de las infames condiciones que hoy padecen en su mayoría. Y es esto precisamente lo que Báez Vega refleja con maestría: un bosque tropical que devora joyas arquitectónicas destinadas a simbolizar progreso y gloria, no abandono y negligencia a causa de políticas burocráticas.

UTOPÍAS FALLIDAS


El denso impasto de la flora de Báez Vega nos atrae con su hermosura a la vez que disfraza, quizás, la realidad de la fallida utopía de abundancia económica que nos prometieron gracias a la inversión de capital extranjero. Esa falta de visión ha redundado en diversos patrones de abandono que Báez Vega explora en sus obras con escenarios donde centros comunales parecen desmoronarse hacia el mar o donde escuelas públicas clausuradas desaparecen devoradas por árboles, enredaderas y yerbajos, mientras las deterioradas condiciones de nuestro sistema de salud quedan plasmadas en una singular perspectiva del Centro Médico. La distópica representación de los predios de una compañía farmacéutica también nos recuerda una industria incentivada por leyes contributivas inestables que al fin y al cabo quedaron eliminadas de un plumazo presidencial.

No se trata de situaciones fáciles, pero estas pinturas de tan magnífica ejecución logran comunicarnos, con su idiosincrática belleza, la complejidad de dicho panorama. Nos permiten iniciar diálogos constructivos sobre la tragedia que sobreviene cuando nuestro país lleva diecisiete años en depresión económica, cuando la emigración masiva, los gobiernos en bancarrota, un modelo colonial gravado en exceso y políticas fiscales severas nos han traído a un presente con una infraestructura gubernamental en ruinas y un pueblo frustrado que busca respuestas.

Rogelio Báez Vega es un talento extraordinario y un pintor consumado, pero sobre todo un gran narrador visual que puede dotar de belleza y orden al caos. Otros artistas han desarrollado obras geniales inspiradas en la arquitectura local, ya sean casitas de estilo vernáculo en pueblos tranquilos o estructuras monumentales del movimiento moderno y la economía turística. Sin embargo, esas obras parecen permeadas por la nostalgia del pasado, mientras que Báez Vega nos ofrece una perspectiva crítica de la realidad actual de Puerto Rico, abordando temas como la falta de visión en la planificación urbana, la mala administración de los recursos, el desplazamiento y la mezcla contradictoria de orgullo y desilusión que sentimos hacia esa época de nuestra historia en que, como sociedad, nos hicieron creer que podíamos y debíamos aspirar a más.

Marilú Purcell, curadora

1 Jerry Torres Santiago, “La invención de los umbrales del Edén”, en San Juan siempre nuevo, ed. Enrique Vivoni
Farage (Río Piedras: Archivo de Arquitectura y Construcción de la Universidad de Puerto Rico, 2000), 148.

2 Ibíd., 151.
3 César A. Cruz, Puerto Rico’s Henry Klumb: A Modern Architect’s Sense of Place (Nueva York: Routledge, 2020), 79.
4 Sylvia Arango, “Henry Klumb y la Universidad de Puerto Rico”, en Klumb: Una arquitectura de impronta social, ed.
Enrique Vivoni Farage (Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2006), 86.

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