Teresa López | Carta de la Ex Decana | EAPD

La Ex Decana de Asuntos Académicos y Estudiantiles de la EAPD Teresa López, despedida de su cargo, aclara, se despide y se expresa ante la controversia.


Redacción/ Escrito por Javier Martínez Autogiro Arte Actual  / Check this other sites: Tinta(a )Diario / Crónicaurbana el blogCrónicaUrbana  /  Catálogos de arte /  Cultural Auction Items | Visit [a] Autogiro Facebook for more news | foto en header de jppi / morgue files


Teresa López | Carta de la Decana | EAPD | Autogiro Arte Actual

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Saludos. Me despido de ustedes y de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño con la satisfacción de haber realizado el mejor trabajo que pude, dentro de las circunstancias que me rodearon.

Gran parte de mis logros se los atribuyo a la gran suerte de haber contado con el mejor equipo de trabajo que una persona en mi posición pudo haber tenido jamás. Le estoy muy agradecida a mis empleados –dedicados profesionales y excelentes seres humanos–: Ivette Muñoz, Adrián Rivera, Ileana Maldonado, Susanne Gotay, Estrella Vázquez, Milagros Pizarro y Yolanda Cruz. A los siguientes Directores de Departamento: María Vázquez, Linda Sánchez, Ana Colorado, Haydée Landing y Vladimir García por haber dado y dar siempre más del 100% de lo esperado de ellos, laborando bajo condiciones extremadamente difíciles, de franca escasez.

Como parte de mi labor de Decana académica, enfoqué gran parte de mi empeño en hacer que los programas, su currículo y su operación cumplieran con los estándares de calidad de las licenciadoras y las acreditadoras, especialmente NASAD. Reformando donde necesario para que ello se lograra.

Como parte de las reformas, trabajé arduamente para que el Rector y la administración reconocieran la importancia de darle apoyo a la labor docente, tanto en términos de equipo y materiales, como profesionalmente; para que los profesores regulares reconocieran y cumplieran con sus responsabilidades para con la institución, ofreciendo servicios departamentales y participando de comités, según su deber; para que los contratados recibieran mejores condiciones de trabajo, entre otros. Asimismo insistí que los directores de departamentos expandieran sus servicios a sus estudiantes mediante las consejerías académicas, así como le proveyeran experiencias co-curriculares y extracurriculares que enriquecieran sus experiencias educativas, tal y como es debido. Busqué que la facultad mejorara la calidad de la enseñanza, en vista de factores tales como retención y otros,y que fueron en todo momento formales con sus horarios de clase y entregas a Registraduría, y en general, fueran concienzudos a la hora de lidiar con las situaciones estudiantiles.

Entre tantas otras cosas, bajo mi guía y apoyo, se rehizo el currículo de Artes Gráficas ( gracias la Prof. Landing) y se reabrió el programa, al igual que se crearon (gracias a Guillermo Vázquez) y aprobaron los programas de Imagen y Movimiento y de Diseño Gráfico, los cuales pronto darán inicio. (Logros que se sumaron a mi desarrollo, junto a Mari Mater O’Neill, del original departamento de Imagen y Diseño, en 1993, bajo la Rectora Benítez). Además, realicé numerosas políticas, protocolos y procedimientos que antes no existían, dándole formalidad a procesos que así lo necesitaban o en vista de los requisitos de licenciadoras y acreditadoras.

En fin, durante todos los pasados años, me entregué a mi trabajo con pasión y con la plena consciencia de la importancia de la EAPD como proyecto educativo, cultural y artístico. Trabajé con gran afán y en mis decisiones mantuve siempre de norte la honestidad, justicia y ética.

No obstante, en la tarde de ayer jueves 31 de mayo 2018 recibí una carta notificándome que la EAPD no necesitaba de mis servicios. Tras haber servido a la institución por 5 años en puesto de Decana con tanta entrega, no fui informada de las razones o motivos por las cuales se me estaba relevando de mi cargo. La versión oficial es –y será no lo duden– que, para separar del puesto de confianza a cualquiera, no deben mediar razones. Sin embargo, desde el punto de vista de lo que es humano y justo, y de lo que es respetuoso y merecido, lo mínimo que la Rectora Muñoz debió haber hecho, sobre todo en vista de la cantidad y calidad del trabajo realizado por mí, fue sentarse conmigo y hablarme al respecto proveyéndome algún tipo de explicación.

Ante este silencio, se levanta la sospecha de cuál fue la causa directa de ese despido tan fulminante, tras haberme prometido semanas atrás que no me dejaría fuera de la institución y me trasladaría a otro puesto.

Hace dos días, el martes, 29 de mayo de 2018, tuve que asumir la difícil posición de respaldar al Comité de Currículo ante la indebida presión de la Rectora Muñoz de que se cambiara el creditaje del curso de seminario especial de viaje de 3 créditos a 6 para que la Pell Grant cubriera el curso. (Afortunadamente hay mucha evidencia y testigos de eso). Tuve que explicarle a ella (o sea, a la persona que debería ser la primera en la institución en saberlo) que, según la normativa institucional y federal, subir el creditaje sin el correspondiente aumento en horas contacto, de actividades curriculares y de evaluación del aprendizaje, podía constituir una infracción a la ley federal. Sobre todo, en vista de la probatoria de la EAPD bajo el Departamento de Educación federal.

Lo hice con plena conciencia de las consecuencias a las cuales me estaba exponiendo, por deber ético.

Por otro lado, a mi parecer, otro probable agravante es la fricción que se ha creado ante los numerosos problemas que, como supervisora, he tenido que enfrentar con la directora del departamento de Pintura. Esta fricción se debe a que, aún ante los problemas éticos que plantea darle un contrato a su exesposo sin mi permiso, otorgarse a sí misma sobrecargas sin autorización previa de mi parte, así como incumplir con los requisitos mínimos de su cargo como directora, incluso llegando al extremo de ignorar casi todas las peticiones o requerimientos de mi parte y ausentarse a casi todas nuestras reuniones de Directores y Currículo, entre tantas otras manifestaciones de incompetencia, la Rectora se obstina en evitar que esta Directora enfrente las consecuencias de su insubordinación, por puro amiguísimo, desautorizándome como jefa y oficial responsable de las operaciones de los departamentos. Ello también ha estado ocurriendo en otras instancias que ahora no deseo mencionar.

Además de eso, pueden haber sopesado sobre su decisión mis insistentes reclamos de que se atendiera lo más apremiante, al menos desde el punto de vista de una Decana académica y estudiantil, de cara al próximo semestre:

a. que la institución realizara una inversión significativa en equipo y materiales para los nuevos programas de Imagen y Movimiento y Diseño Gráfico ya que los actuales están obsoletos;
b. que se contrate personal cualificado y con experiencia en el área de admisión (la Rectora está empeñada en reclutar una joven sin experiencia);
c. que la administración cumpla con la otorgación de contratos de 10 meses para la facultad que exige NASAD;
d. que se atienda la situación de personal y espacio del área de audiovisual;
e. que se resuelva el problema de salubridad en las oficinas del Decanato;
f. que, al fin, se acabe de reformar el sistema de información estudiantil para que, al menos, la institución cuente con prematrículas y matrículas online, así como para que los profesores puedan entregar notas electrónicamente.

(Considero que estos reclamos son parte esencial del trabajo que debo realizar y en ningún momento han constituido una prueba de mi poco apoyo a la gestión administrativa, como en ocasiones pasadas he tenido que explicar).

La EAPD, como institución especializada de arte y diseño pública, enfrenta tiempos muy difíciles y de muchos retos ante el panorama social y económico que se perfila en nuestro país, particularmente en nuestro gobierno. Para ello se necesita contar con un líder con una visión bien concreta, de gran calibre profesional y con un alto sentido de responsabilidad ética. No, como fue planteado durante la controversia del nombramiento de Mónica Villaverde por la comunidad anteriormente, con una persona que viene a aprender.

Lamentablemente, lo que ha estado ocurriendo en los últimos meses –en términos de la falta de un plan de trabajo fiscal coherente y de la articulación de un proyecto plenamente universitario; de falta de respeto a las autonomías de las distintas oficinas y de los comités académicos e institucionales; de rompimiento con los procedimientos académicos y estudiantiles (sin previa enmienda de los mismos); de desconocimiento de las normativas académicas e institucionales más básicas; todo sumado a que la Rectora ha estado enfocando gran parte de su labor en iniciativas pobres y desarticuladas, entre otros– es muy preocupante y levanta serias dudas sobre su capacidad de asumir tales retos con el profesionalismo, la profundidad y seriedad que la EAPD se merece.

Aunque, yo como todos, me envolví inicialmente en la celebración y el entusiasmo de contar con una nueva Rectora, tras mi experiencia en los pasados meses — y sobre todo a causa de este injusto y humillante trato– me siento muy defraudada, como conozco de muy cerca que muchos ya están. A todas luces, la selección de una persona con escasa experiencia administrativa y profesional para encabezar la institución ha sido una decisión equivocada de parte de la Junta de Directores.

Pero, en la realidad: ¿qué se podría haber esperado algo mejor de unos miembros de la Junta quienes no hacen más que manifestar, una tras otra vez, su sumisión a las directrices de quien le está encabezando?. (Opinión también compartida por casi todos, vale la aclaración).

Ante esta realidad tan perversa, ahora le toca a todos ustedes: personal, Directores y profesores de seguir cargando solos en sus hombros la Escuela como lo han hecho en el pasado y hecho hasta el momento; de seguir velando por que la misma siga prosperando. No hay de otras.

A ustedes es a quienes les toca exigir a la nueva Rectora, además, cuál es su nueva visión y cuál el plan novedoso de trabajo que ella y la nueva administración desean implementar para justificar los cambios que se están destilando. Sobre todo, les toca cerciorarse que los mismos guarden integridad, coherencia y consistencia con las programáticas que debe tener una institución ESPECIALIZADA en arte y diseño que ofrece BFAs, como lo es la EAPD.

Termino esta larga carta agradeciéndole al Sr. Carlos Rivera que, a pesar de nuestras diferencias y desavenencias, haya sido tan respetuoso siempre de mi labor y haya tenido la gran sabiduría de balancear las distintas dinámicas que entran en juego y en competencia dentro del entorno vivencial que es la EAPD.

Máxime, de tener muy claras y presentes cuáles son las jerarquías y las responsabilidades que cada nivel de la cadena organizacional debe asumir, como parte del engranaje institucional. De entender que ello es fundamental para la efectiva operación de una institución educativa y garantizar los procesos de toma de decisiones.

Finalmente digo adiós no sin antes enviarle mi cariño a todos y a todas. ¡Mucho éxito siempre!

Prof. Teresa López
Ex Decana de Asuntos Académicos y Estudiantiles

 


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